Por Nataly Ascarrunz *
El sector de los agronegocios exige imperativamente que el gobierno boliviano viole la Constitución Política del Estado, 10 leyes y decretos y, permita el ingreso al país de cultivos transgénicos con la excusa de la protección a los cultivos de plagas y malezas, mayor rendimiento del cultivo y menor uso de herbicidas e insecticidas que sería un aporte para la salud del productor y consumidor.
Según datos de INE, IBCE, CAO y ANAPO, los rendimientos de la soya no superan los rendimientos de hace 10 años cuando se cultivaba la soya convencional. En promedio el rendimiento de 1990-2004 de la soya convencional llegó a 2,11 toneladas por ha, mientras la soya transgénica desde el 2005 al 2015 llegó a 2,01 toneladas por ha. Por lo tanto, mayor producción no se dará mediante el uso de transgénicos ni en la soya y peor aún en el maíz.
En Bolivia ya se tienen bastantes problemas con la resistencia de malezas al glifosato. Se ven incrementos alarmantes en el uso de herbicidas, fungicidas, insecticidas y fertilizantes sintéticos que llegan a 130 millones de kilos que se han importado el año 2016 a un costo que llega a 237 millones de dólares americanos. Esto sin contar que un 30% ingresa por contrabando según el Senasag. Los agrotóxicos comúnmente utilizados en Santa Cruz como el Paraquat y 2,4D son prohibidos y de uso restringido en otros países; causan Parkinson (Paraquat) y desbalances hormonales severos (2,4D) y, se acumulan en el medioambiente. En Bolivia no existe ni un monitoreo del efecto nocivo de estos agrotóxicos.
Por otra parte, la inocuidad del glifosato está en debate entre la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, que clasificó el glifosato como un potencial cancerígeno en el año 2015 y; la Autoridad Europea sobre Seguridad Alimentaria, que declaró que el glifosato no ha demostrado ser cancerígeno. La EFSA no ha compartido estudios utilizados para justificar su decisión, ganándose críticas y acusaciones de injerencias por parte de Monsanto.
Con los resultados expuestos arriba ¿cuál sería la situación si se dejan entrar otros cultivos transgénicos y más eventos transgénicos? La respuesta: Sólo mayores impactos socioambientales y alimentos más tóxicos. Lo que está ocurriendo en Bolivia con la soya transgénica, es eso. Una demostración real y concreta de los serios impactos socioambientales y productivos que están generando los cultivos transgénicos. Decir lo contrario, son meras especulaciones.
* Nataly Ascarrunz es boliviana, directora ejecutiva del Instituto Boliviano de Investigación Forestal (IBIF) desde 2011. Desde ese año también es científica asociada de la Universidad Estatal de Colorado, Laboratorio Ecológico y de Recursos Naturales, Fort Collins, Colorado, EE.UU; institución en la cual realizó su postdoctorado en Manejo de Ecosistemas. Nataly tiene un PhD en Ecología y Evolución Biológica y tiene una licenciatura en Biología Molecular, Celular y de Desarrollo. Estos estudios los realizó en la Universidad de Colorado, EE.UU. Su experiencia profesional la ha desarrollado en instituciones nacionales y extranjeras. Es miembro fundadora del Comité Científico de Biotecnología (CCB) creado en 2017. Nataly también es autora y coautora de publicaciones científicas en diversas áreas de la temática forestal.
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